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El perro semihundido de Goya

Perro semihundido o, simplemente, El Perro, es una de las Pinturas Negras que formaron parte de la decoración de los muros de la casa que Francisco de Goya adquirió en 1819. 

Perro semihundido, 1819-1823

Las Pinturas Negras se crearon directamente sobre las paredes secas de la casa y si hoy podemos ver en el Prado ese perro y el resto de esas pinturas se lo debemos al francés que compró la casa en 1873, Frédéric Émile, barón d'Erlanger. Las paredes estaban en mal estado, pero antes de derribarlas decidió pasar a lienzo las obras mediante la técnica de la cera perdida, una técnica bastante barata que provocó que se perdieran detalles y matices. 

Perro semihundido empezó llamándose El Perro, así aparecía en el inventario de las obras en propiedad del hijo del pintor. Fue en 1900 cuando el Museo del Prado, donde actualmente se encuentra, le puso el nombre por el que hoy le conocemos, Perro semihundido

El perro semienterrado de Goya

¿Sabías que también hay un título intermedio que describe muy bien la escena de este cuadro? Se trata de Perro luchando contra la corriente. Así es como aparece en una de las primeras monografías dedicadas a Goya. 

¿Y quién no se siente o se ha sentido representado por ese perro semienterrado? Ese perro somos todos luchando contra la corriente o intentando salir a flote. Ese perro es cualquier ciudadano manipulado y engañado por los poderes políticos y económicos que no levanta cabeza. Es el estudiante o el joven que no sabe lo que quiere, es la mujer maltratada que pide ayuda o la pareja que no llega a fin de mes. Ese perro es el pasado, el presente y el futuro, es nuestro espíritu intentado levantarse de la cama en los días difíciles o el que busca el aire sin éxito. Ese perro somos todos en algún momento de nuestra vida. 

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