Este miércoles, 29 de octubre, se cumple un año de la “operación DANA”, un episodio que arrasó 89 municipios en 10 comarcas y dejó oficialmente 232 víctimas mortales: 224 en la provincia de Valencia, siete en Castilla La-Mancha y una en Andalucía. Aunque se presentó como una “gota fría” típica del Mediterráneo, lo ocurrido aquel día dista mucho de ser una simple anomalía climática.
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| Las consecuencias de la “gota fría” |
La tormenta afectó especialmente a tres comarcas valencianas: Utiel-Requena, La Ribera y la Huerta-Albufera. Sin embargo, lo más desconcertante es que solo llovió intensamente en Chiva, donde se registraron 491,2 litros por metro cuadrado en doce horas. Lo que se vivió fue una especie de tsunami a la inversa (del interior al mar).
A pesar de la magnitud del desastre, no hubo aviso ni socorro institucional inmediato. Fueron voluntarios de toda España quienes acudieron a prestar ayuda, mientras que la Cruz Roja fue duramente criticada por su inacción. La población quedó desamparada, atrapada entre carreteras anegadas y pueblos incomunicados, y los grandes medios y lobbies atribuyeron la tragedia al cambio climático, pero lo que ocurrió no obedece a causas naturales, sino a razones militares de control y dominio. Las similitudes con otros desastres recientes –como los incendios en California, el huracán Otis en México o las inundaciones en Brasil– apuntan a un patrón global.
El 29 de octubre de 2024, las nubes sobre Valencia se desplazaban a una velocidad inusual. No se avistaron aviones, se abrió la presa del pantano de Forata y la tormenta se concentró en zonas muy específicas. Dos días antes, el satélite metereológico de la AEMET “se averió” y la alerta llegó a los valencianos cuatro horas después de que la situación se volviera crítica. Muchos señalan a la geoingeniería climática como la verdadera causa. El objetivo: transformar Valencia en una “ciudad inteligente” de 15 minutos, en línea con los planes de la Agenda 2030.
Mientras miles de valencianos aún se recuperan, las ayudas prometidas siguen sin llegar y el número real de víctimas continúa siendo objeto de controversia. El verdadero propósito de esta tragedia –que algunos ya llaman genocidio climático– no fue otro que reforzar la narrativa de que el “cambio climático” mata. ¿Para qué? Para justificar la despoblación, la privatización de recursos y el desmantelamiento de nuestras libertades. Todo encaja en los planes de la Agenda 2030. ¿Aún crees en el relato oficial?
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| La huella de la “operación DANA” |
La llamada “operación DANA”, como la denomina la doctora Cristina Martín Jiménez, fue diseñada en la reunión del Club Bilderberg celebrada en Madrid en junio de 2024, donde el cambio climático ocupó un lugar central en la agenda. Ahora cada evento extremo parece responder a un patrón de control y manipulación. Absolutamente nada de lo que ocurre es casualidad.
Más información en el libro 'La tiranía de la mentira' (2025) de Cristina Martín Jiménez.


Es todo una manipulación de criminales
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