Es, sin duda, uno de los protagonistas del verano, pero hasta hace no tantos años era privilegio de unos pocos. Hoy, su uso se ha extendido tanto que muchas personas no se plantean un verano sin aire acondicionado.
Aunque parezca un aparato reciente, el principio del aire acondicionado se remonta a 1842. Lord Kelvin lo inventó con el objetivo de conseguir un ambiente agradable y sano. Más tarde, en 1902, el estadounidense Willis Haviland Carrier sentó las bases de la refrigeración moderna. En 1915 Carrier y seis amigos ingenieros reunieron 32.600 dólares para formar la Compañía de Ingeniería Carrier, dedicada a la innovación tecnológica de su único producto, el aire acondicionado. La industria creció rápidamente y en pocos años alrededor de 300 salas de cine tenían instalado ya el aire acondicionado. Debido a su enorme éxito, también se instalaron en hospitales, oficinas, aeropuertos y hoteles. Las ventas de aparatos para uso residencial no empezaron hasta después de la Segunda Guerra Mundial. A partir de ahí su uso se extendió a todo el mundo.
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Aparato de aire acondicionado fijo |
Este mes de julio la ola de calor ha disparado la venta de aires acondicionados en España. Las grandes superficies han vendido hasta un 80% más de aparatos que la misma semana del verano pasado. La cadena alemana Media Markt ha hecho cálculos sobre las ventas desde el 1 de junio y asegura que han crecido un 84% con respecto al mismo periodo de 2014. Estas cadenas destacan especialmente la venta de aparatos de aire acondicionado portátiles frente a los modelos de pared fijos. No exigen obras, son más ruidosos, pero tienden a ser más económicos, entre 200 y 600 euros.
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Aire acondicionado portátil |
También ha subido la demanda de ventiladores de techo y de sobremesa. El aire acondicionado alivia esas tardes y noches de verano calurosas, aunque su abuso con temperaturas extremadamente bajas puede dar lugar a problemas de salud. Por eso, el uso de este aparato tiene sus pros y sus contras.
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Ventilador de techo |
El aire acondicionado mejora el confort en el trabajo y en el ocio, aumenta el rendimiento laboral, incrementa la actividad física e intelectual, disminuye la presencia de insectos y parásitos, controla la sudoración y mantiene la hidratación interna y, si la instalación es de calidad y está perfectamente revisada, renueva y mejora la circulación del aire que respiramos.
Sin embargo, su uso abusivo provoca sequedad de piel y mucosas, ruido ambiental, alergias respiratorias a polvo y hongos, rinitis crónica y faringitis, irritación faríngea y afonía, conjuntivitis y mala tolerancia a las lentillas y por la vía aérea puede transmitir enfermedades infecciosas del aparato respiratorio. Se recomienda un uso adecuado, y es que el aire acondicionado es malo para la salud, perjudica el medio ambiente (emite CO2 a la atmósfera) y es malo para el bolsillo (aumenta la factura eléctrica).
Además, nuestros antepasados vivieron sin él y no les fue tan mal. Y sí, hay alternativas. Gestos como darse una ducha, ventilarse con un abanico o ventilador, refugiarse en la parte más fresca de la casa, abrir ventanas, desplegar toldos, persianas y cortinas o beber mucho líquido e ingerir menos grasas.
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Beber mucho líquido, una alternativa |
Recuerda que hay que ventilar a menudo los espacios con aire acondicionado y mantener una temperatura ambiente entre los 21º y 25º C.
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