Si hace unos días critiqué al creador de Mickey por haber sido un sinvergüenza sin parangón, hoy es el turno del antisemita, clasista, machista, misántropo, racista y homófobo de Sabino Policarpo Arana Goiri, el fundador del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
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Sabino Arana, el “maestro” del nacionalismo |
El menor de los Goiri nació en Bilbao en 1865 y era contrario a la industrialización de las provincias vascas, pero no por el daño que esto podía causar al medio ambiente, sino porque esa economía llevaba a Euskadi trabajadores del resto de España y eso la “contaminaba”. El político, además, estaba obsesionado con la pureza racial y el euskera, según él, era una de las lenguas de la Torre de Babel.
Para este nacionalista de pacotilla, el resto eran malas copias. El español era afeminado “como los toreros” y apenas se lavaba una vez en su vida y se mudaba una vez al año. Según Arana, el hombre vasco era viril, fornido y culto por naturaleza. Sin más. El macho tenía su función y papel superior, mientras que la mujer ocupaba su posición: el hogar.
En 1902 escribió un telegrama al presidente norteamericano Theodore Roosevelt para felicitarle por haber concedido la independencia a Cuba. Aquello sonó a traición a la patria, a insulto y desprecio, y por eso fue encarcelado. Entre rejas le escribió una carta a su mujer: “Yo solo quería que en los Estados Unidos y en Inglaterra se supiese que los vascos queremos la independencia”. Más tarde, en junio, dijo que quería “la independencia de Euskadi, bajo la protección de Inglaterra”. Y un mes después, en un giro inesperado de la trama, se declaró españolista (de ahí lo de nacionalista de pacotilla).
Arana murió en 1903 a la temprana edad de 38 años, pero el fundador del PNV dejó plasmada su ideología en 33 obras poéticas, 14 libros políticos y literarios y más de 600 artículos de prensa. Sinceramente, dudo que la mayoría de sus simpatizantes conozcan su historia. Cuánta ignorancia en el mundo jeltzale.
Uff!! No tenía ni idea! Gracias Iker !! Vaya tipejo
ResponderEliminarDe los grandes, Pili. Un abrazo.
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