Ir al contenido principal

La aplicación que combate el desperdicio de alimentos

España tira la ingente cantidad de 7,7 millones de toneladas de comida a la basura cada año. Para enfrentarnos a este despropósito existe una aplicación móvil que evita el desperdicio de alimentos. 

Se trata de Too Good To Go (demasiado bueno para ir), una sencilla app donde los usuarios pueden adquirir los alimentos que los comercios no han conseguido vender. Por cada paquete sorpresa se pagan entre dos y cinco euros y el pedido se recoge en el propio local. Too Good To Go se lleva un euro por cada paquete. 

Aplicación móvil Too Good To Go 
Entre las tiendas adheridas hay restaurantes, panaderías, pastelerías, incluso fruterías y supermercados. En Europa figuran socios como Costa Coffee, Novotel, Spar, Carrefour, Eleven y Sushi Shop. 

La idea de esta aplicación surgió en Dinamarca en 2016 cuando, durante un buffet libre, sus fundadores fueron testigos de cómo se tiraba toda la comida no consumida al final de la cena, alimentos que estaban en perfectas condiciones. 

Too Good To Go llegó a España el pasado septiembre y ya cuenta con más de 230.000 usuarios y más de 800 establecimientos que colaboran en 12 ciudades: A Coruña, Barcelona, Bilbao, Madrid, Palma, Salamanca, Santander, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza. 

Alimentos adquiridos en un paquete sorpresa
¿Qué te parece? ¿No crees que así podemos evitar gran parte del desperdicio alimentario y responder a la sensibilización medioambiental? Nunca es tarde para comprometerse. La comida no se tira. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

6 cosas que no hacer según los estoicos

Estoicos  1. “No sufras por problemas imaginados. Ocurrirán o no ocurrirán. No sufras antes de que sea necesario” - Séneca.  Séneca 2. “No te quejes, ni siquiera contigo mismo” - Marco Aurelio. 3. “No te compares con otros” - Epicteto. Epicteto 4. “No vincules tu identidad a las cosas materiales que posees” - Séneca.  5. “No hables más de lo que escuchas. Dos oídos, una boca” - Zenón.  Zenón 6. “Tú también te equivocas, así que no juzgues a otras personas” - Marco Aurelio.  Marco Aurelio 

Chonis y canis

Los 2000 son sinónimo de música electro, pantalones de campana, pitillos y plataformas, pero también de chonis y canis. ¿Qué es ser una choni? ¿Y un cani? ¿Qué les diferencia del resto? Ambos llaman la atención a kilómetros de distancia y su vocabulario se reduce a las mil palabras, la mayoría malsonantes e inventadas.  Grupo de chonis El uniforme reglamentario de una choni es el chándal, de Nike a ser posible. Una choni es una persona hortera de generoso escote que viste colores chillones con estampados llamativos. El abrigo de una choni también se distingue rápidamente del resto. Son gruesos, de color blanco o negro y con capucha esquimal. En su particular vestuario tampoco pueden faltar las plataformas pasadas de moda, los  piercings , tatuajes y pendientes de aro.  Choni El exceso de maquillaje es otro de sus distintivos. Llevan pintada la raya del ojo hasta casi tocar las orejas, labios de color intenso, sombra de ojos hasta las cejas y pestañas post...

El chiringuito de Cruz Roja

El desastre de la DANA en Valencia ha puesto de manifiesto la solidaridad del pueblo, pero también la mala gestión política y la tardía ayuda de ciertas instituciones de carácter voluntario como Cruz Roja Española, que en lugar de colaborar y organizar las labores de limpieza y reparto de alimentos y material en los municipios afectados por la gota fría, ha entorpecido el trabajo y la colaboración de los voluntarios.  Vecinos de Paiporta acuden a por agua Entonces, ¿funciona esta organización o no es más que un chiringuito con el que unos pocos se enriquecen a nuestra costa? La vicepresidenta de la Fundación Cruz Roja, Therese Jamaa, es la novia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Jamaa nació en Beirut y es refugiada, huyó de la guerra junto a su familia a los 12 años. Sea o no una enchufada más en Cruz Roja, la ONG recibió más de 600 millones de euros en subvenciones del Gobierno en 2023.  Y yo me pregunto: ¿Dónde se invierte o en manos de quién acaba todo este d...