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La mujer olvidada

¿Cuántas horas de trabajo hay en 700 entradas de blog? Pocas, si tenemos en cuenta el tiempo, el esfuerzo y la energía que dedicó Clara Campoamor (1888-1972) hasta conseguir el derecho al voto de las mujeres en 1931. 

Clara Campoamor 
La madrileña quería ser abogada pero la muerte de su padre la obligó a abandonar el colegio nada más acabar la formación elemental. Campoamor trabajó como modista, dependienta, telefonista, traductora y de secretaria en el periódico La Tribuna. Cumplida la treintena se puso a estudiar Derecho y se licenció a los 36. 

Clara Campoamor formó parte de la comisión encargada de redactar la Constitución republicana. Luchó por acabar con la discriminación por razón de sexo, por el derecho a decidir sobre la maternidad, por la ley de investigación de paternidad, la abolición de la pena de muerte, la derogación del artículo 438 del Código Penal referente al adulterio, el divorcio y el sufragio femenino. Este último fue su principal cometido y por el que Clara Campoamor pasó a la historia del feminismo español. 

Campoamor, uno de los iconos feministas más importantes de España
El 1 de octubre de 1931 se aprobaba el artículo 34 que reconocía el derecho de las mujeres a votar y lo hicieron, por fin, el 19 de noviembre de 1933. 

Lo cierto es que el voto de la mujer supuso la muerte política de Clara Campoamor. Ella misma lo admitió poco después en su libro "El voto femenino y yo; mi pecado mortal". 

Campoamor abandonó Madrid en 1936 y se exilió en Lausana y Buenos Aires. La primera mujer que habló en las Cortes españolas intentó regresar a España en varias ocasiones, pero el régimen de Franco se lo impidió. Murió en Lausana (Suiza) en 1972 a los 84 años. Sus restos descansan en el cementerio de Polloe, en San Sebastián. 

Busto de Clara Campoamor en el barrio de Malasaña, Madrid 
La impulsora del sufragio femenino en nuestro país insistía en que no se podía construir una república democrática sin la mitad de la ciudadanía y, a día de hoy, esa mitad sigue reclamando sus derechos y una vida libre de violencias. Sin vosotras, la sociedad no avanza. 

Gracias a todas las que leéis y compartís mis relatos, son ya 700. LA LIBERTAD SE APRENDE EJERCIÉNDOLA, decía Clara Campoamor. 

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