¿Sabías que las malas hierbas no son tan malas como siempre nos han contado? Por eso antes de arrancar un diente de león, un cardo borriquero o la cola de caballo, hay que pensárselo dos veces. Algunas malas hierbas proporcionan alimento y refugio a aves, insectos y polinizadores y otras soportan condiciones de maltrato: altas concentraciones de nitrógeno, pisoteos, suelos paupérrimos... y aún así salen adelante.
Malas hierbas |
Pero ¿por qué hablamos entonces de malas hierbas y exterminamos estas plantas de nuestros campos y ciudades? Para la agricultura natural, todas las hierbas son útiles tanto en los cultivos como cerca de ellos. Son ricas en enzimas, ácidos orgánicos y sales minerales. La tierra se regenera sola y los pesticidas, insecticidas y fertilizantes destrozan y destruyen el ecosistema de diversas especies de flora y fauna. Además, estos productos químicos acaban en nuestros platos y los ingerimos a través de los alimentos.
Dejemos de castigar a la tierra que nos da de comer y que la naturaleza actúe. Ésta no necesita la mano del hombre y, mucho menos, la agricultura industrializada. Oh, sorpresa, aquí también se ha intervenido como lo han hecho con la medicina holística. Salud y negocio suelen ir de la mano. ¿Cuándo diremos basta?
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