Además del pan con tomate, el suquet de pescado y los canelones, uno de los platos más típicos de la gastronomía catalana son los calçots, una variedad de cebollas tiernas que se consumen desde noviembre y hasta mediados del mes de abril.
Calçots |
Se cuenta que a finales del siglo XIX fue un agricultor de la comarca de Alt Camp quien empezó a cultivar de manera especial estas cebollas, las cocinó e inventó la salsa con la que se acompañan. Aunque actualmente se cultivan en prácticamente toda Cataluña, estas cebollas tiernas son características de algunas zonas de Tarragona. Los calçots se cultivan de manera muy especial: bajo tierra y pueden alcanzar una altura de entre 15 y 20 centímetros, cuanto más largos mejor.
¿Cómo se preparan y se comen? Se pueden cocinar al horno pero lo tradicional es hacerlo en llama viva. El fuego quema el exterior del calçot y por dentro se cuece. Cuando empieza a soltar una babilla es cuando está cocinado. Entonces y para que mantengan el calor se envuelven en papel de periódico. Luego se pelan y se mojan en una salsa muy parecida a la romesco a base de tomate, almendra y/o avellana tostada, ñora, ajo, aceite de oliva y sal.
Para no mancharse durante su consumo la clave está en adoptar la postura de un faquir: con las piernas abiertas, la espalda recta y la mirada al cielo. Mejor con babero que sin él.
Calçots al fuego |
¿Los has probado alguna vez?
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