Un sabio hindú caminaba por el bosque cuando, de pronto, se detuvo a buscar algo en el suelo. Un joven que lo acompañaba le preguntó:
–Maestro, ¿qué busca con tanta atención?
–He perdido mi aguja –respondió el sabio.
El joven, sorprendido, miró alrededor y dijo:
–Pero maestro, estamos en medio del bosque. ¿Cómo puede perder aquí una aguja tan pequeña?
–En realidad la perdí en mi choza –contestó el sabio.
–¿Entonces por qué la busca aquí fuera?
–Porque aquí hay más luz.
El joven se quedó perplejo y el sabio sonrió:
–Así hacemos los hombres. Perdemos la paz en nuestro interior, pero la buscamos fuera, donde parece más fácil. Y olvidamos que lo pequeño, lo invisible, lo que está dentro, es lo que realmente importa.
Reflexión:
Los pequeños detalles –una palabra amable, un gesto de gratitud, un momento de silencio– son como esa aguja: diminutos, pero capaces de sostener y unir grandes cosas. Si no prestamos atención a lo que ocurre dentro de nosotros y en lo cotidiano, podemos perder lo esencial mientras buscamos respuestas en lo externo.
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| Regalar flores, un pequeño detalle |

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