La Organización Mundial de la Salud acaba de calificar oficialmente la adicción a los videojuegos como un trastorno mental.
El perfil más común es el adolescente chico de 12 a 20 años. Se trata de jóvenes que pasan horas y horas delante de sus pantallas de ordenador, teléfono móvil o videoconsolas jugando. Lo hacen online, pero también de forma convencional. Se aíslan en su habitación, incluso dejan de comer con sus padres, de salir con sus amigos o de jugar al aire libre.
Adictos a los videojuegos |
Los síntomas: ansiedad, irritabilidad, ira, dependencia, aislamiento social y fracaso escolar. Esta obsesión por los videojuegos se da, sobre todo, en personas con una personalidad un poco inmadura, con baja autoestima y visión negativa que busca recompensas inmediatas.
La adicción a los videojuegos también tiene consecuencias físicas: perder el control del sueño y los horarios alimenticios. La solución parece sencilla, pero no lo es. Lo más importante es reconocer la adicción, pedir ayuda y vigilar el juego obsesivo marcando un límite de tiempo para jugar, tanto de días como de horas. Los expertos alertan, además, de que hay más enganchados a los videojuegos en verano, porque es cuando hay más tiempo libre.
Una enfermedad mental, según la OMS |
Sinceramente, pienso que prohibir su uso no solventa el problema. Lo ideal sería fomentar actividades físicas y sociales. Vamos, vivir rodeados de gente dejando a un lado el mundo irreal de los videojuegos. Lo que viene siendo menos ¡ra-ta-tá!, ¡ra-ta-tá! y más bla, bla, bla, ¿no te parece?
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