Como ya he comentado por aquí, Hilma af Klint (1862-1944) fue la pionera del arte abstracto antes que Vasili Kandinski, y una de sus obras más ambiciosas y reconocidas fue “Los diez mayores” (1907) en la que comenzó a trabajar a raíz de una revelación: sus guías espirituales le encomendaron que realizara “diez cuadros de belleza paradisíaca” para dar una visión de las cuatro etapas de la vida: Niñez, Juventud, Madurez y Ancianidad. La infancia Lo cierto es que la gran Hilma ejecutó estas obras con gran celeridad y, probablemente, en el suelo del estudio –al menos en parte– debido a su colosal tamaño y ayudada por dos compañeras de su círculo: Cornelia Cederberg y Gusten Andersson. La artista sueca los pintó al temple (técnica que nos retrotrae el Renacimiento y a los retablos de las iglesias florentinas que ella admiraba). “Los diez mayores” también exploran aspectos de la relación entre lo masculino (color amarillo) y lo femenino (color azul). La edad adulta Los dos p...
Un blog de Iker Peña Hernández