La mostaza es una de las semillas más antiquísimas usadas por la medicina tradicional. Los registros más antiguos la fechan 3000 años atrás. Se trata de una especia llena de beneficios y propiedades que se diferencia según qué tipo de granos se utilicen. Incluso los romanos utilizaron su semilla para aliviar el dolor de cabeza y mejorar las digestiones.
¿Sabías que la mostaza pertenece a la familia de las crucíferas, igual que el brócoli?
Semillas de mostaza |
Originaria de la cuenca mediterránea, la mostaza se distingue por su aroma y su sabor picante, por eso se utiliza como condimento y se consume en perritos calientes, hamburguesas, nachos o ensaladas.
La hay de cuatro tipos: blanca, negra, café y silvestre. La mostaza americana es la más común en todo el mundo. Su sabor es suave y su color es amarillo. La mostaza inglesa, también muy famosa, tiene un color más oscuro y su sabor es fuerte y picante. La más antigua es de origen francés. La moutarde de Meaux es suave y de gran calidad.
Tipos de mostaza |
¿Qué nos aporta esta especia? Nos aporta calcio, sodio, fósforo, potasio, vitamina C, selenio y magnesio. La mostaza es rica en mucílagos, que ayudan a actuar de forma natural contra el estreñimiento. Aplicada en forma de baños es ideal para el tratamiento del resfriado y de la gripe. La mostaza ayuda a tratar la hipotensión de forma natural; estimula la circulación sanguínea y aumenta la presión arterial. También alivia los dolores musculares y ayuda a prevenir o combatir la retención de líquidos. Se puede tomar en salsa, molida o germinada.
Aunque no la consuma demasiado, a mí me encanta, incluso más que el kétchup. Ese leve sabor picante me fascina.
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