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La estatuilla de los Goya

Extendida ya la alfombra roja y a la espera de ver desfilar a las estrellas de nuestro cine, los cabezones (los trofeos que se entregan a los premiados en los Goya) ya están en Sevilla. Llegaron ayer a la capital hispalense desde Madrid en un furgón blindado y custodiado.

El popular cabezón 
El escultor José Luis Fernández los lleva haciendo en su taller de Torrejón de Ardoz (Madrid) desde hace casi tres décadas. Los premios más importantes pasan por sus manos. Un proceso que comienza en cera y termina en bronce. 

El primer trofeo (1987) fue un diseño del escultor Miguel Ortiz Berrocal. Se trataba de una escultura desmontable con una cámara cinematográfica dentro. Pesaba casi 15 kilos. Al tratarse de una estatuilla demasiado pesada y poco manejable, en 1990 se encargó un diseño más sencillo. El galardón que hoy conocemos y que se ha entregado desde entonces pesa cerca de los 3 kilos.

José Luis Fernández, escultor de los premios Goya 
Las codiciadas estatuillas con el busto del pintor Francisco de Goya son el resultado de un laborioso proceso artesanal. El escultor da forma a la escultura en barro. La originaria también se copia en yeso. Del barro se crea un molde "madre" de silicona del que salen todas las copias. El molde de silicona se rellena de cera y se deja secar, así el escultor corrige las imperfecciones de la estatuilla. Luego se arma la estructura que sujeta el cabezón durante la fundición. El revestimiento se hace en yeso copiando la cera y la fundición se realiza por el llamado sistema de la cera perdida, a más de 700 grados centígrados. El bronce centrifuga a gran velocidad y se consigue poco grosor en las paredes de la escultura, logrando que no pese mucho. Después se procede al cincelado y a la pátina, para que el metal adquiera su color definitivo.

¿No es increíble todo su proceso de elaboración? Cada Goya es una pieza única. Este sábado se entregan 28 cabezones, ¿te lo vas a perder?

La actriz Emma Suárez con dos cabezones en 2017

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