Ja, ja, ja. Je, je, je. Ji, ji, ji. Está demostrado: reír es saludable, mejora nuestra salud y expulsa de nuestro organismo la energía negativa. Al reírnos, el cerebro emite una orden que provoca la segregación de endorfinas, sustancias que poseen unas propiedades similares a la morfina, aliviando el dolor y aportando equilibrio entre el tono vital y la depresión.
Joven riéndose |
¿Sabías que la risa está localizada en la zona prefrontal de la corteza cerebral donde reside la creatividad o que los bebés empiezan a reírse hacia los cuatro años de edad? La risa surge en momentos de bienestar y disfrute, no es algo único y específico de los humanos, también se ha visto reflejado en otros primates, perros e incluso ratas.
Reírse no solo elimina el estrés y alivia la depresión, sino que también incrementa la autoestima y la confianza en uno mismo. La risa combate miedos y fobias, así como la timidez, al facilitar la comunicación entre las personas. También alivia el sufrimiento, descarga tensiones y potencia la creatividad y la imaginación.
La risa en el adulto mayor |
Existen múltiples tipos de risa: la genuina, la social, la simulada o falsa, la inducida por sustancias, la patológica, la nerviosa o la provocada por las cosquillas.
Ojo: hace más de 4000 años, en el Antiguo Imperio Chino, existían unos templos donde las personas se reunían para reírse. Su objetivo: encontrar un equilibrio para la salud.
Y para quienes pretenden ver las cosas desde el lado positivo existe la risoterapia (técnica destinada a mejorar el estado físico y psicológico a través de la risa). Si tan beneficiosa es, ¿por qué los niños se ríen hasta diez veces más que nosotros?
Bebé riéndose |
Que salgan arrugas en las comisuras de tanto reír (Rozalén, Saltan chispas).
Mayores riéndose a carcajadas |
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