Un hombre decidió un día hacer un experimento: encerró cinco monos en una jaula en donde había colocado una escalera y arriba un plátano. Enseguida, uno de los monos comenzó a subir la escalera para conseguir su banana, pero en cuanto el mono aventurero pisó la escalera, el resto de monos fue rociado con agua helada. Otro mono también intentó subir la escalera y, al instante, el resto de monos fueron duchados con el agua fría. Llegó el momento en el que los monos se lanzaban a por el osado que intentaba subir la escalera para detenerle, ya que ninguno quería que les empaparan una vez más con agua helada.
La trampa de los monos experimenta un cambio
Entonces el hombre retiró uno de esos monos y metió un mono nuevo. Este mono al ver la banana sobre la escalera, se lanzó a por el primer peldaño, pero sin saber por qué, el resto de monos se lanzó a por él y comenzó a pegarle para detenerle. El hombre retiró de nuevo otro de los primeros monos e introdujo uno nuevo. ¡Pobre infeliz! ¡Pensó que podría subir la escalera y conseguir el maravilloso plátano! Pero para su sorpresa, el resto de monos le atacó, incluyendo el mono anterior al que habían pegado sin saber por qué. Si todos lo hacían... debía ser que había que comportase así.
Resultado final del experimento
De nuevo el hombre retiró a otro de los primeros monos que sí habían experimentado el frío de la ducha helada e introdujo otro mono nuevo que corrió la misma suerte que el anterior. Y por fin el hombre retiró el último de los primeros monos e hizo entrar en la jaula a otro nuevo al que también pegaron al intentar acercarse a la escalera. Al final, todos pegaban al que osaba acercarse a esa escalera y ninguno de ellos había recibido la ducha de agua helada.
Moraleja: muchas veces obedecemos normas estúpidas sin saber por qué lo hacemos, solo porque lo hacen los demás.
Absolutamente, ser genuino no es facil
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