La siesta es una de las tradiciones más arraigadas de nuestro país. Ese sueño breve que llamamos "echar una cabezada" ofrece grandes beneficios. Hombre durmiendo la siesta Después de comer, tenemos más ganas de dormir y eso es inevitable. Aunque no seamos capaces de dormirnos, el simple hecho de recostarnos y cerrar los ojos nos puede ayudar a relajarnos y recuperar energías para afrontar lo que queda de día y salir a conquistar el mundo. Está comprobado que tomar una siesta aumenta los niveles de alerta, ayuda a tomar decisiones difíciles, mejora la creatividad y la percepción sensorial. Dicen que echar una cabezadita después de comer mejora la salud circadiana (fenómenos biológicos que ocurren rítmicamente a la misma hora, como la sucesión de vigilia-sueño), también disminuye el estrés, aumenta el rendimiento, el estado de alerta y refuerza el aprendizaje. La siesta ideal Lo recomendable es que dure un máximo de 30 minutos y se realice ...
Un blog de Iker Peña Hernández