Ir al contenido principal

Marca registrada

La siesta es una de las tradiciones más arraigadas de nuestro país. Ese sueño breve que llamamos "echar una cabezada" ofrece grandes beneficios. 

Hombre durmiendo la siesta
Después de comer, tenemos más ganas de dormir y eso es inevitable. Aunque no seamos capaces de dormirnos, el simple hecho de recostarnos y cerrar los ojos nos puede ayudar a relajarnos y recuperar energías para afrontar lo que queda de día y salir a conquistar el mundo. 

Está comprobado que tomar una siesta aumenta los niveles de alerta, ayuda a tomar decisiones difíciles, mejora la creatividad y la percepción sensorial. 

Dicen que echar una cabezadita después de comer mejora la salud circadiana (fenómenos biológicos que ocurren rítmicamente a la misma hora, como la sucesión de vigilia-sueño), también disminuye el estrés, aumenta el rendimiento, el estado de alerta y refuerza el aprendizaje. 

La siesta ideal
Lo recomendable es que dure un máximo de 30 minutos y se realice en el sofá o en una silla cómoda en lugar de la cama. Una siesta de entre 10 y 20 minutos eleva los niveles de energía, por lo que resulta más fácil retomar las actividades después de despertarse. 

Algunos estudios demuestran que dormir durante 30 minutos puede causar una sensación de aturdimiento que podría durar hasta 30 minutos después de despertar, incluso antes de que los beneficios reparadores de la siesta se hagan evidentes. 

Tomar una siesta de 60 minutos mejora el recuerdo de sucesos, rostros y nombres. Se trata de un sueño de onda lenta, el más profundo. Lo malo: algo de somnolencia al despertarse. 

Una sana costumbre española
Dormir durante 90 minutos conduce a la mejora de la memoria emocional y procesal, así como la creatividad. Una siesta de esta duración, normalmente, evita la somnolencia, por lo que es más fácil despertar. Si bien, una cabezada de 40 minutos o más altera el ciclo del sueño nocturno.

Pero para obtener todos estos beneficios debemos mantener una dieta equilibrada y practicar una hora de ejercicio moderado a diario. Si hasta Salvador Dalí tomaba la siesta como un "potenciador" de su trabajo. La NASA también alaba sus beneficios y cada vez son más los que se suman al "invento español", ese que tanto critican y envidian fuera de aquí. 

The Spanish siesta

Comentarios

  1. Lo mejor que se puede hacer es echar una buena siesta. No supone ningún esfuerzo y es gratis !!! Que nos quiten lo bailao 😉

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

6 cosas que no hacer según los estoicos

Estoicos  1. “No sufras por problemas imaginados. Ocurrirán o no ocurrirán. No sufras antes de que sea necesario” - Séneca.  Séneca 2. “No te quejes, ni siquiera contigo mismo” - Marco Aurelio. 3. “No te compares con otros” - Epicteto. Epicteto 4. “No vincules tu identidad a las cosas materiales que posees” - Séneca.  5. “No hables más de lo que escuchas. Dos oídos, una boca” - Zenón.  Zenón 6. “Tú también te equivocas, así que no juzgues a otras personas” - Marco Aurelio.  Marco Aurelio 

El verdadero propósito de la lectura

“Maestro, he leído tantos libros... pero he olvidado la mayoría. ¿Para qué leer?”. Esa fue la pregunta de un estudiante curioso. El maestro no respondió. Solo miró en silencio.  Unos días después, estaban sentados junto a un río. De repente, el anciano, dijo:  “Tengo sed. Tráeme agua... pero usa ese colador viejo que está en el suelo”.  El estudiante pareció confundido. Era una petición ridícula. ¿Cómo podía alguien traer agua en un colador lleno de agujeros? Pero no se atrevió a discutir. Tomó el colador y lo intentó. Una vez. Dos veces. Una y otra vez... Corrió más rápido, lo inclinó de otra manera, incluso intentó tapar los agujeros con los dedos.  Nada funcionó. No pudo retener ni una sola gota. Agotado y frustrado, dejó caer el colador a los pies del maestro y dijo:  “Lo siento. Abandono. Es imposible”.  El maestro lo miró con amabilidad y dijo:  “No abandonaste. Mira el colador...”.  El estudiante bajó la mirada... y notó algo.  El viej...

Chonis y canis

Los 2000 son sinónimo de música electro, pantalones de campana, pitillos y plataformas, pero también de chonis y canis. ¿Qué es ser una choni? ¿Y un cani? ¿Qué les diferencia del resto? Ambos llaman la atención a kilómetros de distancia y su vocabulario se reduce a las mil palabras, la mayoría malsonantes e inventadas.  Grupo de chonis El uniforme reglamentario de una choni es el chándal, de Nike a ser posible. Una choni es una persona hortera de generoso escote que viste colores chillones con estampados llamativos. El abrigo de una choni también se distingue rápidamente del resto. Son gruesos, de color blanco o negro y con capucha esquimal. En su particular vestuario tampoco pueden faltar las plataformas pasadas de moda, los  piercings , tatuajes y pendientes de aro.  Choni El exceso de maquillaje es otro de sus distintivos. Llevan pintada la raya del ojo hasta casi tocar las orejas, labios de color intenso, sombra de ojos hasta las cejas y pestañas post...