Ir al contenido principal

Tu mejor carta de presentación

Atónito, así me he quedado al leer el siguiente titular: "Una mujer británica de 50 años lleva 40 sin sonreír por miedo a que le salgan arrugas". Esta mujer ni siquiera sonrió al ver por primera vez a su hija, según publica el segundo periódico más leído en el Reino Unido, el DailyMail. Qué barbaridad, qué estupidez, he pensado al conocer la noticia. No creo que merezca la pena dejar de sonreír por evitar la aparición de arrugas y las líneas de expresión, síntomas de madurez, experiencia y de todo lo vivido. Los expertos creen que este truco extraño podría ser una técnica eficaz anti-envejecimiento sin necesidad de acudir al bótox. Y es que las arrugas, al parecer, surgen debido a la sonrisa constante. La mujer en cuestión asegura ser feliz y sostiene que el hecho de no sonreír no implica que esté enfadada con el mundo. 

Tess Christian

No creo que así sea, una persona demasiado seria que huye de la sonrisa no disfruta igual que los demás, está sumamente atenta de no reírse o de sonreír. Además son numerosas las investigaciones que destacan los múltiples beneficios de la sonrisa. Sonreír elimina el estrés y los pensamientos negativos, mejora el estado de ánimo y las relaciones personales, aumenta la seguridad en uno mismo y te hace más atractivo. En definitiva, sonreír mejora nuestra calidad de vida. Estoy prácticamente convencido de que Tess Christian, la mujer británica sin arrugas, no es feliz. Ha perdido 40 años de su vida. No hagáis lo mismo que ella. Chicos, chicas, no dejéis de sonreír, es vuestra mejor carta de presentación. 


Comentarios

  1. Pues me he quedado igual de atónita que tú. Las arrugas nunca deben de ser un motivo para dejar de sonreír. Y una persona que es feliz, sería incapaz de hacer desaparecer la sonrisa del rostro. ¿Ni siquiera cuando nació su hija?
    No quiero pensar en cómo crecerá la niña, no digo que la madre no la quiera, pero una niña que no vea sonreír a su madre con su gracia, al verla feliz... No puede ser sano.
    Yo sonrío. E incluso aunque algún día apetezca menos, se buscan los motivos para sonreír. Siempre se encuentran.
    Por arrugas... La obsesión por un rostro perfecto... ¡Cuán absurdo puede llegar a ser el ser humano!

    Yazmina

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy absurdo Yazmina. Como bien dices, tenemos muchos motivos por los que sonreír y dar las gracias por todo lo que tenemos. Vinimos para disfrutar de la vida, no para aparentar ser eternamente jóvenes. La vida es chula, celebrémosla con una amplia sonrisa.

      Eliminar
  2. Estoy totalmente de acuerdo. Yo piendo que reir, reír a carcajadas nos alarga la vida y nos mantiene limpio el espiritu. Me encantan tus relatos Iker.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias Cova!! Mensajes como el tuyo me dan ánimos para seguir escribiendo estos pequeños relatos. Que nadie nos quite la sonrisa.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

6 cosas que no hacer según los estoicos

Estoicos  1. “No sufras por problemas imaginados. Ocurrirán o no ocurrirán. No sufras antes de que sea necesario” - Séneca.  Séneca 2. “No te quejes, ni siquiera contigo mismo” - Marco Aurelio. 3. “No te compares con otros” - Epicteto. Epicteto 4. “No vincules tu identidad a las cosas materiales que posees” - Séneca.  5. “No hables más de lo que escuchas. Dos oídos, una boca” - Zenón.  Zenón 6. “Tú también te equivocas, así que no juzgues a otras personas” - Marco Aurelio.  Marco Aurelio 

El verdadero propósito de la lectura

“Maestro, he leído tantos libros... pero he olvidado la mayoría. ¿Para qué leer?”. Esa fue la pregunta de un estudiante curioso. El maestro no respondió. Solo miró en silencio.  Unos días después, estaban sentados junto a un río. De repente, el anciano, dijo:  “Tengo sed. Tráeme agua... pero usa ese colador viejo que está en el suelo”.  El estudiante pareció confundido. Era una petición ridícula. ¿Cómo podía alguien traer agua en un colador lleno de agujeros? Pero no se atrevió a discutir. Tomó el colador y lo intentó. Una vez. Dos veces. Una y otra vez... Corrió más rápido, lo inclinó de otra manera, incluso intentó tapar los agujeros con los dedos.  Nada funcionó. No pudo retener ni una sola gota. Agotado y frustrado, dejó caer el colador a los pies del maestro y dijo:  “Lo siento. Abandono. Es imposible”.  El maestro lo miró con amabilidad y dijo:  “No abandonaste. Mira el colador...”.  El estudiante bajó la mirada... y notó algo.  El viej...

Chonis y canis

Los 2000 son sinónimo de música electro, pantalones de campana, pitillos y plataformas, pero también de chonis y canis. ¿Qué es ser una choni? ¿Y un cani? ¿Qué les diferencia del resto? Ambos llaman la atención a kilómetros de distancia y su vocabulario se reduce a las mil palabras, la mayoría malsonantes e inventadas.  Grupo de chonis El uniforme reglamentario de una choni es el chándal, de Nike a ser posible. Una choni es una persona hortera de generoso escote que viste colores chillones con estampados llamativos. El abrigo de una choni también se distingue rápidamente del resto. Son gruesos, de color blanco o negro y con capucha esquimal. En su particular vestuario tampoco pueden faltar las plataformas pasadas de moda, los  piercings , tatuajes y pendientes de aro.  Choni El exceso de maquillaje es otro de sus distintivos. Llevan pintada la raya del ojo hasta casi tocar las orejas, labios de color intenso, sombra de ojos hasta las cejas y pestañas post...